viernes, 25 de marzo de 2011

That´s the question

A la rutinaria pregunta de "-¿qué vamos a comer?" le siguió una respuesta inesperada. Trajo en esa simple oración una andanada de recuerdos. Una olla gigante que borboteaba desde las 10 de la mañana en la casa de al lado, una señora panzona con chistosos delantales hechos de retazos de telas y alguna puntilla desubicada, un abuelo de andar cansino pero persistente que traía una olla más pequeña entre sus manos y pasaba por la siempre mal habida puerta de chapa.
Gracias abuela por tantas sopas de arroz que hicieron felices mis mediodías. Gracia vieja por la sopa de arroz de hoy. Y confirmo, como alguna vez dije, que la sopa cura el alma.

2 comentarios:

  1. Sopa de arroz partido directo desde la olla gigante en manos de alguna otra señora panzona del comedor de mi escuela pública primaria.
    Sin dudas, era la mejor forma de pasar el invierno y cargar las pilas.

    Había que sobrellevar el frío y la doble escolaridad (todos hijos de laburantes de jornada completa también)

    Unas horas antes el pancito y el mate cocido servido desde la misma olla gigante habían ayudado a llegar a la sopa sanos y salvos.

    Besos, amiga.

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  2. Claro que sí, "la sopa cura el alma" pero ahora me voy que se me enfría...
    Besos.

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