Atravesando callecitas
la primera cosmonauta
me lleva de los pelos
de la nariz y sonríe
Sé que nunca sentiré
más que su perfume
Ella no sabe nada,
dice que está frita
Cuando me ignora así
me dan ganas de incendiar el lugar
Cuando se ríe así
quiero morirme en ese bar
La busqué entre tejidos y trapos
aunque sabía que mi suerte no es tanta
Pero ella siempre encuentra la forma
de ponerte de nuevo a babear
Se consume la noche
y esta maldita ciudad
es un laberinto y no
de los de lindo final
Nos espera la ruta
ella cruza el Brazo
y ahí a mí me ataca
mi condenada fortuna
(¿O habrá sido tu ponzoña?)
Cuando me ignora así
me dan ganas de incendiar el lugar
Cuando se ríe así
quiero morirme en ese bar
No me escucha para nada y
después de todo no es tan malo
Cuando se materializó despertó
el bobo que hay en mí
Cuando me ignora así
me dan ganas de incendiar el lugar
Cuando se ríe así
quiero morirme en ese bar
Y yo digo: el sonido, poco audible para los insensibles que la rodean, de la gestación de lágrimas le sacude la estupidez diaria a la altura de las mejillas. Poco hay en estos días pastosos, de interludios quejosos, que le toque el alma. Más que agradecerse, se necesita. Y dan ganas de incendiarse la vida.
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